Huellas de la ausente

por Laia López Manrique


la luz encendida

la cama deshecha

el maullido de un gato que mendiga alimento

un libro de poetas metafísicos ingleses

un cuaderno de cuentas y albaranes no escritos

un reloj que no avanza

una ramificación de huesos en el plato

un sendero de migas y pelusa

un hueco tedioso en mitad de la estancia

restos de piel muerta y limaduras

una uña rota en la repisa del baño

una toalla húmeda

la nevera vacía

trampas para insectos

dos pares de bragas de encaje sin tender

los trazos de un dibujo que no representa nada

una mancha

un grumo de sombras fugitivas

el eco de un silencio arqueado y sucio

y un cuerpo que deshabita el aire

y exige a la memoria un acto de presencia

8 comentarios en “Huellas de la ausente

  1. En la hora donde se confunde el día
    avanzan las manecillas del reloj
    tan lentas como deslizante su hora
    la sombra va mordiendo la luz
    exhibida en las últimas ventanas.
    A los lejos, llega la confusión
    de un cielo incoloro, desteñido
    grises sobre azul apagado
    irisando sus crestas
    donde la primera luz
    luciérnaga
    enciende la tarde acabada.
    Un escalofrío estremece la tarde
    los pinos sin vergüenza
    airean su repelús
    al tiempo que mi cuerpo
    tirita como llamarada de fuego
    embebido por tu cuerpo.

  2. Para quien se queda: detalles furtivos para construir una mirada triste. La ausencia -la falta-, tiene eso, miles de detalles que antes no eran apreciados como tal.

    Para quien se ausenta: lo que se deja atrás no es olvido, es un camino trillado de restos arqueológicos.

    Un abrazo,
    Montse.

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